COMO IMPARTO LA HISTORIA.
María Elena Leyva Benítez.
En el Prometeo Mexicano, localizado
en la cúpula del Hospicio Cabañas, en la ciudad de Guadalajara, en el hermoso
estado de Jalisco, el pintor mexicano José Clemente Orozco, nos muestra su visión
personal de cómo con la Revolución
Mexicana fuimos transformándonos como Nación, pueblo e individuos, cambiándonos
con los diferentes acontecimientos en los que vamos participando y
conviviendo. Es necesario que como
individuos aprendamos Historia, pues con la de nuestra nación y las de todas
las del orbe, vamos conociendo, dilucidando, comprendiendo y aprendiendo de las acciones de los seres del
pasado, esto me permite analizarlas para
ubicar mi presente, mis acciones, logros y errores, lo que me facilitará estructurar mi futuro; teniendo siempre fija una meta, pero sobre todo que también soy sujeto y
participe de la Historia, de mi historia
y de las de los demás.
En los libros de texto que
manejo también utilizo la Línea del Tiempo que me permite ubicarme y ubicar a
mis pupilos en el espacio, tiempo y forma amén de la temporalidad en que se
vivió, vive y viviremos. El estudio de
la Historia debe ser vista, escuchada, analizada y aprendida desde los
diferentes puntos de vista de las personas con quienes convivimos, trabajamos,
compartimos y enseñamos.
Para enseñar la Historia; no
utilizo un método predeterminado, generalmente el eclecticismo impera pues por
medio de la lectura en voz alta (de auditorio), la cual fue elegida
previamente, de un ejemplar diferente al libro de texto, me permite
introducirlos a un tiempo, hecho histórico o pasaje conmemorativo, realizar
posteriormente un análisis y debate para utilizar ese tiempo-hecho en donde mi
alumno se sienta parte incluyente, protagonista y gestor o solucionador de la
problemática que el texto aborde, algunas veces utilizo pasajes , cortes o
filmes videográficos, representaciones, gesticulaciones; en fin todo el bagaje
de técnicas, procedimientos y métodos conocidos para lograr que mi clase, tema
o período histórico sea significativo, productivo y entendido por mis alumnos.
Pienso que mi manera de enseñar la Historia se debe a las amenas clases
que tuve de mis maestros; desde la primaria hasta la profesional; ellos y ellas
las dramatizaban, leían dando énfasis, modulando diferentes voces para los
protagonistas, con recortes hacían “cinito” (función de cine), leíamos en canon
,competencias explicativas sobre nuestra percepción de la temática explicada y
desarrollada, dramatizábamos aun cuando no tuviéramos el vestuario adecuado ,
en la secundaria nos hacían recomendaciones de libros que aportaran “un poco
más” y para que el aprendizaje fuera más fuerte llegábamos a realizar concursos
sobre las mejores preguntas que serían contestadas y formarían el
“Cuestionario” del tema, el cuadro sinóptico se elaboraba en el pizarrón y el
mejor quedaba como “Testigo” gráfico del tema visto para su posterior análisis
y estudio, esquemas, correlaciones gráficas llamadas ahora mapas mentales ,en
fin era toda una explosión de talento para hacernos más leve, atractivo y
significativo no nada más la Historia sino todas las materias del cuadro básico
de estudios.
A lo largo de mi trayectoria al frente del grupo se que he obtenidos
resultados favorables en lo general aunque hay niños que verdaderamente se les
despierta la curiosidad y en otros, no les hace ninguna mella pues su entorno
familiar, social y habitacional los absorbe, modifica y en ocasiones daña , esto
a veces les permite avanzar, detenerse, tropezar, retroceder y en otros
levantarse y continuar, el contexto familiar y
comunitario es algo que no debemos dejar de lado pues es el gran
obstáculo que debemos conocer, vencer y de ser necesario transformar.
Si se pudiera hablar de recurso que
generalmente utilizo para impartir esta materia y/o asignatura,
diré que utilizo todo un universo habido y por haber: libros, enciclopedias,
internet, discos, programas comerciales, láminas, dibujos, recortes, todo lo
relacionado con videos, películas, historietas y en algunas ocasiones con los
llamados “viajes culturales” he acompañado a grupos de sexto grado hasta los
lugares o sitios arqueológicos con que afortunadamente cuenta nuestro país.
Para
considerar que hiciera falta para mejorar la práctica en relación a los métodos
de enseñanza utilizados y aplicados diré que primero sería mi interés, actitud
y aptitud, el compromiso real del padre de familia, el cambio o adecuación de
una metodología verdaderamente apropiada para estos tiempos, pero sobre todo el
despertar en los niños el verdadero interés para conocer, analizar, comprender
y aplicar sus conocimientos de Historia, que le permitirán mejorar su entorno,
nuestro entorno y el de los demás.