LA ENTREVISTA COMO INSTRUMENTO O TÉCNICA PARA LA
ENSEÑANZA DE HISTORIA.
María Elena Leyva Benítez.
La entrevista en sí, no es más que un
encuentro, casual o concertado entre dos o más personas, en la cual y por medio
de una serie de cuestionamientos y respuestas a los mismos, se trata un asunto,
obtiene información o comenta un suceso.
La entrevista como tal no es una técnica o
herramienta de uso consuetudinario en nuestra práctica docente; pero si tenemos
a la persona idónea, con los conocimientos pertinentes del tema, la disposición
para realizarla como entrevistado y la facilidad de una charla amena, tendremos
ante nuestra vista, oídos, ánimo y memoria, toda una gama de conocimientos,
anécdotas, datos e historias que nos compartirá sin sentirlo, todo un
arcoíris de emociones, perspectivas y saberes
históricos que nos permitirán ahondar en el pasado de esa región, personaje o
nación de la que nuestro entrevistado nos hace partícipe, nos comunica con su
muy particular punto de vista ese suceso, nos hará ver, sentir, oler y por qué
no acercarnos mentalmente al personaje u objeto de su charla, pues él las trae
a su presente rememorando las emociones que en ese instante sintió y los
acontecimientos que vivió.
Al realizarlo como una propuesta,
que nos ayude a concebir el objetivo primigenio al estudiar Historia: “conocer
el pasado, analizar el presente que es su producto para planear el futuro”,
será una estrategia o herramienta más para lograr el propósito primordial del
docente: que la historia no sea toda una cadena inamovible e inútil de datos,
fechas, personajes, hechos y momentos que nada más nos dicen “algo”, pero que
no aportan conocimientos útiles.
Al realizar la entrevista al señor
Jesús Velázquez Garibo, una persona nativa de esta localidad, realizamos una
actividad poco usual pero muy ilustrativa, benéfica y motivacional pues
insensiblemente y en el “toma y daca” de preguntas y respuestas, nos hizo
conocer el amor que le tiene a su terruño, su infancia, tan característica de
los lugareños del otrora “Los Llanitos”, las mil y una peripecias vividas como
estudiante; pero sobre todo nos acercó; con su charla emotiva, dicharachera,
amena pero sobre todo con conocimientos propios, adquiridos con la vivencia e
investigación de la vida de éste gran
hombre, estadista, ser humano, michoacano y político, a quien por su carisma y
don de gentes; desde mi muy particular punto de vista, le bien nombraron
“Tata”, me hizo viajar a un “Los Llanitos" población ribereña y costera, tan
pequeña como apacible; a un “Melchor Ocampo” naciente y prometedor y a recordad
a aquella “Ciudad Lázaro Cárdenas” a la
que llegué y conocí, donde un Señor de apellido Ixta era presidente municipal,
un Lázaro Cárdenas al que nuestro entrevistado ve que no ha progresado a la par
y volumen que la tierra y su gente ha dado a los que llegamos, pero en la cual
y por medio de su revista “Visión L.C”, en la que con acertados artículos trata
de imbuirnos el amor que le tiene a su
terruño, de acercarnos a considerarla ya “Nuestra tierra”, a luchar hombro con
hombro para que la niñez que en nuestras aulas se educa e instruye vaya
adquiriendo ese amor y ese orgullo de considerarnos lazarocardenenses, de
considerarse michoacanos.
Le agradezco al señor Jesús el
habernos mostrado su otro yo, no a aquel político del ayuntamiento municipal que conocí a través de su gentil
esposa y su en ese entonces pequeño hijo, gracias por comentarme algo más sobre
alguien que después o junto a José María Morelos y Pavón y Benito Juárez García admiro, de esos mexicanos probos,
íntegros, cabales y de los cuales
estamos tan escasos o ya no hay en México, pongámonos pues a transformar con
nuestro trabajo a esos futuros Morelos, Juárez y Lázaros y que lo practicado,
aprendido y disfrutado en esta entrevista sea para bien de todos los
involucrados.
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